Saber de medicamentos: los antialérgicos

- José A de la Osa
- 1 Junio 2014

En nuestra población existe un uso muy difundido de los antihistamínicos, o fármacos antialérgicos como también se les conoce, que no siempre es el más adecuado, afirmó a Granma la doctora Grisel Viña Pérez, especialista del Departamento de Farmacoepidemiología del Ministerio de Salud Pública.
En muchas consultas, reflexionó, sobre todo a las que acuden los niños, hemos escuchado comentarios entre las madres relacionados con su uso en síntomas tales como la tos, falta de apetito o de sueño, y lo que más preocupación nos ha suscitado: lo hacen sin previa prescripción facultativa.
Recordó que todos los medicamentos tienen riesgos y efectos indeseables, pero en lo concerniente a este grupo específico de fármacos la elección depende fundamentalmente de los efectos indeseables de cada uno de ellos, el más importante de los cuales es la somnolencia, particularmente frecuente en el anciano.
Sin embargo, en niños pequeños pueden producir inquietud, por lo que no deben ser administrados para la falta de sueño. Y algo muy importante: estos medicamentos causan, además, depresión sobre el sistema nervioso central, por lo que son potencialmente peligrosos cuando la persona que los utilizan realiza actividades que requieren de un estado de alerta o concentración, como los niños en edades escolares.
Refirió la doctora Viña, quien es especialista en Medicina General integral, que los antihistamínicos son productos cuya característica común es la de inhibir los efectos de la histamina, sustancia química presente en todos los tejidos corporales, responsable del desencadenamiento de procesos alérgicos.
En el Cuadro Básico de Medicamentos de Cuba, existen varios medicamentos con acciones antialérgicas, entre los que mencionó la difenhidramina (benadrilina), la ciproheptadina, la dexclorfeniramina, la meclizina, la loratadina y el ketotifeno.
Como sabemos, los antialérgicos pueden administrarse por vía tópica (a través de la piel, la nariz o los ojos) o sistémica (por ingestión o inyecciones), según la naturaleza de la afección y la forma en la que se presente el medicamento.
Estos fármacos, indicó, se emplean entre otros usos en el tratamiento de dolencias alérgicas como las rinitis y urticarias agudas o crónicas, conjuntivitis estacional, dermatitis, picaduras de insectos. También para tratar la picazón nasal y ocular, enrojecimiento de la piel, el lagrimeo, los estornudos, la salida de líquido por la nariz, pero no se considera que curen la enfermedad causante de estos síntomas.
Es por ello que deben ser administrados por indicación facultativa, en dependencia de los síntomas y particularidades de cada paciente.
Igualmente se prescriben para la prevención y el tratamiento del mareo del movimiento, de algunos vértigos y en el tratamiento inicial del insomnio y de la migraña y, además, como complemento en las reacciones alérgicas graves.
No quiere concluir sus comentarios la doctora Viña sin referirse a los efectos adversos que originan los fármacos mencionados, y citó entre ellos sequedad de la boca y espesamiento de las secreciones bronquiales. Por ello no deben ser utilizados sin indicación médica en el tratamiento de estados catarrales, ni episodios de tos. Otros efectos son el estreñimiento, visión borrosa por dificultades en la acomodación (enfoque de los objetos) y retención de orina.
Enviar un comentario nuevo